Sala de Prensa
¡La reforma energética, en su recta final!
28/10/2013

Después de casi cuatro meses desde que el Gobierno anunció una de las mayores reformas del sector energético en España, la tramitación del conjunto de leyes que conforman la reforma energética entra en su recta final.

Serán leyes, decretos, reales decretos y órdenes ministeriales las que articulen un nuevo modelo que busca, según el Gobierno, equilibrar definitivamente el sistema eléctrico y establecer un marco normativo que garantice la estabilidad financiera del mismo.

Todo ello, con el objetivo de establecer una rentabilidad razonable para los proyectos de origen renovable (entre ellos, las instalaciones solares fotovoltaicas), fijada por el Estado en un 7,5 % (según se publicó en el BOE el pasado 13 de julio, a través del Real Decreto-ley 9/2013, por el que se adoptan medidas urgentes para garantizar la estabilidad financiera del sistema eléctrico).

La última hora en el sector pasa por conocer cómo quedará finalmente redactado este paquete de medidas y, principalmente, cuáles serán los estándares de los costes de inversión y operación fijados por las consultoras Roland Berger y Boston Consulting,  contratadas por el Ministerio de Industria para este cometido.

Esta estimación de las inversiones estará recogida en el estudio que se prevé conocer en noviembre, de manera que se pueda establecer a partir de 1 de enero de 2014 esa retribución razonable para las plantas, que tendrá efectos desde mediados de este mes de julio (mes en el que se publicó el Real Decreto Ley 9/2013).

La reforma energética aprobada por el Gobierno el pasado 12 de julio prevé la sustitución del sistema de primas del régimen especial por otro que garantiza una rentabilidad razonable a lo largo de toda la vida útil regulatoria de la planta.

Cabe recordar que el marco regulatorio establece una retribución a la inversión que se calcula en función de la potencia instalada, sin distinguir entre tecnologías de módulos solares (planos, de concentración, capa fina…), lo que disminuye la sensibilidad de la rentabilidad del proyecto a las variaciones de la energía generada.

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